El
poder en la Universidad de Carabobo ¿a quién sirve?
Por Guayú De Falkón
[email protected]
Quien observa el panorama universitario desde su casa o
desde su oficina, sólo alcanza ver una universidad construida
por el verbo, por la imagen que le llega a través de los
discursos y relatos de estudiantes, empleados y profesores que
pertenecen a la comunidad universitaria; y también, la que
presentan los medios de comunicación. Esta última imagen,
representa el discurso que nace de determinados intereses, edificada
sobre la opinión de algunos personajes del poder ucista que
responden exclusivamente a sus apetencias más inmediatas.
¿Qué representa ideológica y económicamente
el poder de la UC? ¿Quién se beneficia de su producto?
¿Tiene la UC un producto útil racionalmente aceptable?
¿Qué produce la UC hoy, y qué es lo que ha
producido en los últimos años? ¿Cuál ha
sido el costo para la población venezolana de la existencia de
las universidades públicas nacionales? ¿Es posible que la
sociedad acepte que todo siga igual como si en el país nada
hubiera pasado?
En artículos anteriores publicados en la dirección web
http://go.to/guayu
hemos desnudado algunos aspectos negativos de los grupos de poder de la
UC y planteado a la vez, críticos aspectos
políticos-sociales, en estado de cambio acelerado, que arremeten
día a día contra la institución de la
educación más elevada de la modernidad: La universidad.
La mayor significación de esta situación, la representa
una lapidaria arremetida que lleva adelante la educación
pública global de la posmodernidad, enseñanza que no deja
salida ni da tregua a los intereses de la comunidad ucista. Esta vez,
nos dedicaremos a responder las interrogantes arriba planteadas
paseándonos por los aprendizajes expandidos a la sociedad
venezolana desde una de sus unidades de producción: La UC.
Comparando además, los intereses reales de la comunidad ucista
con los de la República Bolivariana de Venezuela y los del
proceso de globalización en marcha.
Hace un tiempo atrás dijimos que la docencia en la UC no
atraía a los estudiantes, que sus discursos en la gran
mayoría de los casos, "repugnan". Este rechazo se configura
entre la cosificación litúrgica de los primeros
conocimientos científicos de la modernidad, enseñados
como ciencia necesaria y útil por la planta docente de la UC, y
el rebote de esos añejos conocimientos al chocar contra los que
se reciben de la enseñanza pública universal de la
posmodernidad. Educación asimilada sin exámenes, sin
someterse a la operación colchón, sin aceptar la guerra
sucia de los clanes del poder universitario, sin trasnochar, sin
trabajos especiales, sin calificaciones; pero ciertos, certeros y
ajustados a la realidad contemporánea de vida de los hombres,
sin incurrir en los gastos de libros y vestimentas realizados durante
años por la familia venezolana para asegurar a sus hijos
sólo un cupo en la estadística de los hombres en lista de
espera, (y por lo general, mal capacitados) para ser ocupados el
día que despegue la economía nacional. (Un posmoderno
ejercito industrial global de reserva) Una ingenua espera vendida por
"docentes" que desconocen; y también, por quienes conocen que:
la
economía actual es realmente economía mundial o global.
Unos "docentes" que desconocen son usados como palancas e insumos para
el beneficio privado de quienes hoy si conocen.
¿Qué conocen quienes
tienen el poder en las universidades
públicas?
El estudiantado observa como los conocimientos y la autoridad de sus
profesores se añeja, los miran como a unos brujos, lo que a
diario reciben de ellos en el aula son ramalazos de modernidad.
¡Aburren! Lo recibido de lo docentes, traducido por el
estudiantado en su cotidiano lenguaje coloquial significa: ¡Pura
paja!
Por una parte, nuestra universidad de Carabobo (y también sus
similares) a fines del siglo XX se convirtió en una
institución de satisfacción de necesidades
folklóricas (educación superior moderna); y por otra
parte, en una maquiavélica y nueva manera más sutil de
excluir entreteniendo (guardería de exclusión juvenil),
ocupando miles de estudiantes por espacio de 5 a 7 años como
mínimo, consumiendo en un mismo recinto. La universidad hoy es
un sitio para consolar, modelar y ocupar grandes grupos humanos. Es un
dique
social; un compartimiento estanco, más elevado: un
callejón sin salida "de altura", donde se conduce de manera
ciega a la mayoría de los jóvenes, inducidos desde la
escuela básica y diversificada, mostrándoles la
educación superior universitaria como la vía para obtener
movilidad social, crecimiento, desarrollo y bienestar para él y
su familia.
Toda la población juvenil socializada por la cultura urbana de
la modernidad, ha sido modelada por la misma visión de utilidad
para la movilización social que hasta hace poco brindó la
educación superior universitaria. Pero al contrario de la
creencia de la población, hoy esa visión no se
corresponde con la realidad.
Hoy, no toda la educación universitaria que tenemos, permite
lograr luego de culminado el período de estudio, la movilidad
social. Para conseguir la función de utilidad social de la
educación universitaria de manera óptima, o superior a la
que tiene ahora, se necesita: transformar la institución
universitaria y reemplazar los contenidos "académicos" de la
misma (sólo si ello es posible hacerlo de manera racional), o
construir otra institución de educación superior con
nuevos contenidos de conocimientos que reemplacen, potencien y cumplan
con la función que hoy no puede realizar la educación
universitaria del proceso inconcluso de construcción de la
sociedad moderna (El Estado independiente). Lo nuevo necesariamente
tendrá que tener correspondencia con las necesidades
económico-sociales-culturales que exige la producción y
la reproducción de la vida de la población venezolana en
el siglo XXI. De no ser así, las contradicciones entre las
necesidades económicas y las relaciones sociales de la
población con los poderes del Estado, se agudizarán y
extenderán la crisis que se vive más allá de lo
racional.
Contrario de la creencia popular sobre la universidad, esta
sirve más como vehículo de expansión y modelaje de
la producción de la industria global de bienes de consumo, que
como institución para el desarrollo y el crecimiento
socio-económico y cultural de los venezolanos.
Esto último es su real razón de existir en la
mayoría de los países dependientes.
Los universitarios adquieren para su consumo los útiles
nuevos,
el nuevo lenguaje, los nuevos artefactos para el confort individual y
las nuevas tecnologías para hacer cosas socialmente necesarias
para la industria y la reproducción del poder. Son los
universitarios, los que primero convencen al resto de la
población a seguir su ejemplo, son los que más
eficientemente modelan el comportamiento y el grado de consumo de la
población, son un muro invisible edificado de
juventud con anhelos, que impide al resto de la población
excluida ver el origen de sus problemas y divisar los sujetos a quienes
reclamar derechos y soluciones. Estos modelajes sociales
expandidos desde la UC y las demás universidades
públicas, son acompañados de una característica
especialmente reproducida y perfeccionada desde el territorio ucista:
la corrupción ética y moral de los valores sociales
comunes en todos los órdenes; el mundo del trabajo, la
educación, la administración de justicia, la
política, la economía, el gobierno y todas las
instituciones y organizaciones sociales, incluyendo las religiosas.
Durante varias décadas la entrada del profesional universitario
a la producción y al gobierno nos ha demostrado a través
de miles de casos reales, el tácito modelo de conducta
profesional del universitario ucista y el de sus similares. Los
que corrompieron el sistema judicial y convirtieron la
administración de justicia en una injusticia de mercado o en un
mercado de injusticias, son jueces, abogados y fiscales, todos
profesionales universitarios. Los contadores públicos que
avalaron los estados financieros y las auditorias falsas a los
banqueros prófugos, y que hoy continúan elaborando
balances falsos a todo aquél que les pague por ello, son
profesionales universitarios. Los economistas que elaboraron y
aún elaboran proyectos económicos maquillados para
cumplir el trámite burocrático y convalidar las estafas a
la banca del Estado, son profesionales universitarios. Los
médicos que han deteriorado la atención de la salud en
los hospitales públicos para beneficiar sus clínicas
privadas, son profesionales universitarios. Los administradores que
convirtieron los despidos injustificados y los contratos colectivos de
los trabajadores en un negocio de compraventa de conciencias de
inspectores del trabajo y dirigentes sindicales, son profesionales
universitarios.
Señalamos solamente éstos, para no continuar con la magra
lista de actos delictivos cotidianos cometidos por los profesionales
universitarios que no tienen ni tendrán nunca un acusador; como
si lo tienen los pendejos que víctimas de los aprendizajes
sembrados por estos "profesionales" cometieron actos contrarios a la
ley, a los que si les ha caído y les caerá todo el peso
del Estado. Unas leyes que favorecen a estos delincuentes de cuello
blanco, quienes la perfeccionan a diario para su beneficio y el de sus
discípulos, llenando con su carne y sangre la conseja popular
que reza: "El que hace la ley hace la trampa".
Este modelaje social llevado a cabo por la universidad pública
que tenemos se realiza contra la sociedad, cabalgando sobre su propia
corrupción y la expandida en la sociedad por decenas de
años, la UC y sus similares adecuan, conforman y agrupan en
favor de la globalización, por medio de la educación
universitaria, a toda la población venezolana. Bajo el mando de
una elite beneficiaria de la función del trabajo de
encomendadores del poder global, se lleva delante de manera
sistemática el proceso de sometimiento a la esclavitud
sicológica del estudiantado y la sociedad no incluida en la real
movilización social contemporánea. Este
trabajo de sometimiento a la esclavitud sicológica de nuestra
sociedad, lo lleva adelante la burocracia docente y administrativa
universitaria; autoridades, profesores y empleados universitarios.
Quienes cumplen la función de modelar la sociedad universitaria
de la UC, tienen como pago adicional, además de sus salarios, el
reparto del botín presupuestario que, de acuerdo al proyecto
moderno del Estado Venezolano, debería tener como fin convertir
a miembros de la sociedad en profesionales productivos, proactivos,
útiles, individual y colectivamente. Pero éste, se
consume y depreda para reproducir aprendizajes que benefician al poder
corrompido existente en la UC y los intereses del comercio global
¡sin nada a cambio para las mayorías modeladas! Excepto,
la implantación de un nuevo modelo de dependencia:
la esclavitud sicológica.
Nuestras universidades producen año tras año
miles de esclavos sicológicos, de consumibles biológicos,
de insumos para beneficio del propietariado del capital global. La
inmensa mayoría de las carreras profesionales que se imparten,
por su desfase y pobres contenidos científicos añejados
en la memoria mecánica de los docentes, son solamente caminos
para la exclusión social masiva de la movilidad social
contemporánea.
La UC es propiedad social de los clanes "académicos" nacidos
bajo el amparo político de la IV República. Pertenece a
un propietariado burocrático institucional amparado por el
precepto constitucional de autonomía universitaria. Este poder
está en manos de unos clanes que se han repartido los
privilegios burocráticos y depredado durante años los
presupuestos de gastos. Sus diseñadores han permanecido a lo
largo del tiempo con un poder de acción, control y
decisión, similar al de la realeza, extendieron hasta el
día de su muerte sus derechos políticos, los conservan
aún después de haber cesado el período de tiempo
de trabajo legal por medio del voto del jubilado. El
derecho a elegir después de haber culminado su período de
trabajo activo es el más potente motivo que impide la
renovación generacional; un derecho que beneficia el caudillismo
instalado en la UC y similares. Su acción redujo a ghetos los
grupos políticos, sociales y culturales con ideas contrarias a
las mafias dirigentes de la UC. Convirtieron la vida interna de cada
uno de estos grupos supervivientes en prácticas
litúrgicas. Las ideas que antaño movilizaron masivamente
al estudiantado en la búsqueda de soluciones para los problemas
sociales, en la UC hoy son sólo ritos, carecen de interés
para la vida contemporánea de los estudiantes universitarios y
la sociedad.
La dirigencia estudiantil.- "Una
juventud boba", una
frase pronunciada por Edmundo Chirinos y confirmada por Juan Liscano
que levantó polvareda hace más de dos décadas. Los
que más gritaron en aquella oportunidad, fueron aquellos que
manipulaban a la juventud venezolana, los que la necesitaban boba.
¡Reclamaron a gritos los que modelaban su bobería!
Como la frase políticamente era de “derecha”, nadie
fustigó su significación, ni menos los acalorados
reclamos que venían de la "izquierda". Los dirigentes
estudiantiles habían comenzado a desviar la movilización
estudiantil por conquistas sociales y la condujeron a exigir
privilegios que beneficiaron a la dirigencia estudiantil presente en
los co-gobiernos universitarios y demás organizaciones
estudiantiles. La movilización de la dirigencia estudiantil a
partir de ese momento se lanzó al escalamiento social a
través de la burocracia universitaria. A partir de ese momento,
el estudiantado quedó sin brújula propia, a merced de los
grupos de poder universitarios que, dueños absolutos de enormes
espacios, han cabalgado sobre su desconcierto y necesidades. Al
movimiento estudiantil lo han llevado por años a ninguna parte.
Mientras los grupos de poder si han llegado a su destino: Tomaron el
control de la universidad; paralizando la transformación de la
sociedad que de manera racional y con pasión, impulsaba la
movilización estudiantil con fuerza.
En pocos años, el ingreso a la universidad fue convertido en un
negocio privado por los propios dirigentes estudiantiles. Hoy, muchos
dirigentes estudiantiles diseñan y son socios de las autoridades
en las estafas que se cometen a diario contra los bachilleres que
desean ingresar a la universidad. Se acabaron las residencias
estudiantiles y las becas para quienes verdaderamente lo necesitan. Se
establecieron en complicidad con la dirigencia estudiantil,
los mecanismos de ingreso que excluyeron de la movilidad social, a los
sectores más necesitados de educación universitaria
pública gratuita; lanzándolos al mercado de la
educación como insumo del empresariado privado de las estafas
académicas, organizadas legalmente desde la universidad
pública.
La
Universidad de Carabobo y sus similares
hace mucho tiempo
dejaron de ser universidades populares
Los cupos de ingreso para cursar las carreras socialmente más
solicitadas, hace tiempo que se las apropió la comunidad docente
y gremial universitaria, a través de una política
irracional e irresponsable de parte de las autoridades que firmaron
esos contratos colectivos que hoy perjudican a la sociedad entera. Los
cupos para las carreras de Medicina, Odontología, Derecho,
Arquitectura y Comunicación Social, las profesiones socialmente
más solicitadas, son exclusivamente para el propietariado
burocrático de las universidades públicas y los agentes y
funcionarios del gobierno central y los poderes de Estado.
La reproducción de los privilegios sociales está
reglamentada por los convenios entre los gremios con la universidad, y
son derechos adquiridos que se revierten contra los intereses de toda
la sociedad venezolana, impidiendo a los sectores sociales más
necesitados de la educación universitaria pública
gratuita, mitigar sus males por medio de la educación superior.
Se ha establecido en la universidad pública y gratuita una clase
propietaria burocrática con el aval de unos eunucos dirigentes
estudiantiles. Por décadas no se ha incorporado al
currículo la enseñanza de nuevas profesiones, se ha
restringido la educación sabatina, dominical y nocturna,
impidiendo la profesionalización de los jóvenes que
trabajan ¡Y la dirigencia estudiantil no lo reclama!
Durante años no se ha realizado el Congreso de Estudiantes para
modificar y ajustar a la realidad actual la organización
estudiantil.
La dirigencia de obreros y
empleados.-
Luego de
decenas de años, el estatus de muchos trabajadores analfabetas
continúa siendo el mismo, incrementado por el analfabetismo
funcional y el informacional producto del desarrollo material de la
sociedad. Muchos se jubilaron con ese status sin que ningún
dirigente gremial, ni docente, ni tampoco las autoridades rectorales ni
estudiantiles se preocuparan por su educación. En el centro de
producción de conocimientos estuvieron trabajando durante 20
años trabajadores analfabetas y nada hizo la educación
universitaria con ellos, excepto corromperlos. Ni siquiera se le
ocurrió a la intelectualidad ucista, usarlos en programas de
experimentación social. Si la universidad
pública que tenemos no ha tenido sentido de pertenencia social
con sus trabajadores menos se puede esperar que la tenga con el resto
de la sociedad.
De igual manera que la dirigencia estudiantil, los dirigentes
gremiales
se han corrompido al ritmo de su paso por una serie de instituciones
universitarias mixtas, que manejan gran cantidad de recursos monetarios
a discreción de sus administradores y del poder discrecional de
los dirigentes gremiales. Las Cajas de ahorro, fondos de pensiones,
delegaciones, fundaciones y muchos otros, son los puestos de poder
más disputados por la dirigencia gremial de los obreros y
empleados universitarios; son la verdadera razón de su obstinada
lucha por participar y buscar los votos para ser miembro de la
dirigencia gremial. Sobran dedos de una mano para contar a los
dirigentes gremiales que pasan lisos una auditoria técnica,
ética y moral. Amparados en la autonomía
universitaria, los dirigentes y administradores de turno hacen fiesta
con los fondos de esos organismos. Derrochan y se apropian de los
recursos como les viene en gana. Combinados con los jefes
de los clanes, en las direcciones e instituciones que administran
partidas presupuestarias se realizan una serie de negocios y firmas de
contratos, inmorales pero legales, en beneficio personal de sus
administradores, testaferros o compañías relacionadas.
Uno de los factores que ha contribuido a la ruina de la
universidad pública es una política gremial que defiende
un trabajo burocrático altamente nocivo para la sociedad y
depredador del erario público.
Los gremios de trabajadores han contribuido a aumentar el deterioro de
la universidad con el no-trabajo económico que realizan por el
que cobran salarios y prebendas. Es cierto que muchos empleados y
obreros cumplen con sus tareas y algunos se han contaminado en
áreas de riesgo; pero esos trabajadores morales y éticos
en la universidad actual son escasísimos y no tienen impacto en
la productividad total de la universidad. Justificar la
inversión del Estado en los trabajadores de las universidades
públicas es una tarea difícil. La
universidad pública es una estafa académica continuada.
La docencia: lobos y ovejas.-
La corrupción de
la ética docente es de tal magnitud, que en los últimos
años nadie ha intentado, revertir el curso que esta ha tomado de
manera sistemática. Los intentos de cambio han sido en su
mayoría, una manera oportunista de acumular simpatías de
los demás miembros de la comunidad universitaria, para cabalgar
sobre estos y participar del festín depredador, suplantando la
representación de quienes confiados apoyan el proyecto que se
les vende. La dirigencia docente corrompe estudiantes y
empleados; las autoridades los corrompen a todos.
Desde que en las universidades casi no se realizan concursos de
oposición para ingresar a la planta docente, la venta de
certificados carentes de valor de conocimientos se ha hecho
común en las Alma Mater criollas. Los concursos de
credenciales remplazaron la manera racional de adquirir para la
docencia de la educación superior válidos conocimientos
universales. Entran a la universidad como docentes
quienes más certificados tengan (en los pasillos de la UC, se
venden por toneladas). Un recién graduado carga un
currículo de varios kilos de papel y tinta bajo el brazo al
momento de solicitar empleos, pero no pasan la prueba práctica
la mayoría de ellos; el papel y la tinta no hacen profesionales.
Los docentes universitarios no cargan menos papel y tinta bajo el brazo
que los recién graduados, y eso no aumenta la calidad de la
enseñanza superior.
Los postgrados que tenemos, excepto escasísimas honrosas
excepciones, no son más que la extensión del atraco
masivo contra el presupuesto nacional que, burocráticamente
organizado llevan a cabo los clanes del poder universitario. Similar es
también el caso de los demás centros de
investigación e instituciones universitarias. La
realización de una revisión crítica de los
contenidos de los conocimientos construidos y aceptados por los
postgrados, sin un gran esfuerzo, revelaría a los ojos de todos
el inconmensurable fraude de nuestra educación superior: La
estafa académica continuada.
Una auditoria al contenido intelectual de la academia, haría
más palpable a los ojos del lego, el inmenso derroche de
recursos económicos del Estado que, benefician una planta
laboral que hace tiempo se alejó de los intereses nacionales y
del objeto del espíritu e ideales de la educación
superior universitaria. Y pensar que muchos dirigentes gremiales
docentes se encadenan y hacen huelgas de hambre para defender una
educación superior moralmente indefendible, y unos derechos
adquiridos de manera legal, pero igualmente no defendibles.
¿Qué intereses ocultos defenderán estos dirigentes
del gremio docente cuando con tanto ahínco pelean, dan gritos y
apelan a la solidaridad de estudiantado, impulsándolo a veces a
desatar una violencia irracional como medio de protesta?
¿Cuál será el grado de idiotez de la planta
docente que sacrifica el estómago y su salud por una universidad
indefendible?
La inmensa mayoría de los docentes universitarios
cumplen mecánicamente a medias con los objetivos que los viejos
pensum les ordenan, para nada les importan las consecuencias sociales
del desfase de los mismos con la realidad que se vive.
Son pocos los docentes que se atreven a romper con esa práctica.
Desde hace años la inmensa mayoría sólo asiste a
la universidad en busca de un sueldo con que vivir. Una
docencia robotizada por unas metodologías académicas de
viejo cuño es incapaz de subvertir por si sola el reto de la
innovación en la educación superior con responsabilidad y
acierto. Reclaman incrementos de salarios; pero el
trabajo docente por el que cobran no se realiza. Una observación
imparcial y una medición sobre el impacto que ha tenido la
educación superior en la economía nacional y en la
superación de los problemas sociales endémicos, echan por
tierra cualquier intento de defensa moral de la universidad
pública que tenemos; su necesidad y utilidad son desmentidas por
la acelerada descomposición que viven las instituciones del
Estado, bajo la mirada impávida de los profesionales
universitarios que las dirigen, y de los que en ellas cumplen funciones
técnicas o especializadas.
La incapacidad de satisfacer con la docencia las necesidades
contemporáneas de la población estudiantil, excluye de la
universidad a cientos de miles de estudiantes. Ellos asisten a la
universidad para adquirir herramientas con las cuales enfrentar los
retos de la vida actual, y sus profesores les entregan herramientas y
conocimientos útiles para sus antepasados. El choque de los
contenidos de conocimiento y aprendizajes asimilados por los
estudiantes de la vida diaria y a través de la experiencia que
recogen de su entorno, familia y amigos, se resiste a aceptar lo
"enseñado" por la plantilla profesional docente que tenemos. No
cabe duda que éstos aprendizajes serían de gran utilidad
para la vida pasada de nuestros abuelos si pudieran enviárseles
a través de un túnel del tiempo; o para nosotros, si
pudiéramos regresar a vivir 50 años atrás. Pero
eso, todavía no es posible hacerlo.
Las autoridades son los victimarios.- Algunos
son
jefes de los clanes, otros sólo miembros de los mismos; pero no
dejan de ser ambos tipos de autoridades unos elementos mafiosos,
perversos para una educación superior universitaria sana. Son
los conductores de la expansión de la crisis de la academia y
los generadores intelectuales de muchos de los grandes problemas
nacionales. Son el ápice visible de los clanes que dirigen la
política universitaria, son también los que cotorrean a
la sociedad encapuchados con discursos y esteticismo académico,
exhibiendo títulos y galardones con los que aturden y generan la
envidia de los neófitos, usando un lenguaje críptico que
los incomunica del hombre común. Han tardado decenas de
años en construir sus clanes. Cada uno de éstos, es un
Atila criollo; carga en su espalda cientos de esperanzas de la familia
venezolana muertas, cientos de
víctimas de su erudita ignorancia acumulada por años,
miles de jóvenes excluidos de la universidad torturados por sus
"exámenes", y decenas de estudiantes sometidos ciegamente a sus
designios bajo la fuerza embrutecedora de sus particulares intereses.
Los valores que defienden son los que para sí mismos y sus
clanes construyeron a lo largo del tiempo en el interior de las
universidades. Son además, los propietarios de la vida social,
académica y financiera de la universidad.
Desde el interior de la Alma Mater pública se organiza la
defensa de los intereses establecidos durante la vigencia legal de la
IV República. La UC y las demás universidades
públicas son el nicho ecológico del pacto de punto fijo.
La especie de bandidos y corruptos profesionalizados por los clanes y
mafias de corruptelas de todo tipo, desde aquí se extiende al
resto de la sociedad. Este nicho ecológico universitario es
nocivo para la vida del ecosistema del organismo social venezolano. Se
hace necesario, discutir y analizar, si es posible esterilizar el
hábitat de la universidad pública, eliminando sólo
los elementos dañinos; o si por el contrario, se hace
imprescindible exterminar el nicho ecológico de la universidad
pública, para prevenir males mayores en el ecosistema social ya
bastante maltrecho en el que vive la sociedad venezolana.
La resistencia al cambio establecido por la Constitución
Bolivariana de Venezuela es la muestra visible de los intereses que
representan las universidades públicas: los de los clanes de
poder universitarios establecidos durante la IV República. Las
universidades públicas son las conchas que protegen a la elite
intelectual del pacto de punto fijo.
Como crisis política e ideológica se presenta
el cambio que sufre el ecosistema social venezolano, como crisis se
presenta también la vida de los estudiantes universitarios ante
la amenaza de cambio en su nicho ecológico, acostumbrados por
largo tiempo a vivir compartiendo el espacio con la corrupción,
la desidia, la no-pertinencia social, el "no pararle bolas" a nada,
excepto a sus intereses más inmediatos.
Las universidades públicas son el último recinto sagrado
de la IV República. Allí se refugian los aprendizajes
nefastos que corrompieron a la sociedad entera, dejándola a
merced de las circunstancias, completamente ciega, con las manos atadas
y con una carga financiera que, año tras año se
incrementa para sufragar derechos adquiridos de manera legal, que con
el paso del tiempo pasaron a ser moralmente incobrables e impagables,
que hoy benefician el trabajo legal con el que se materializa la estafa
académica.
El estudiantado: la mayor
víctima.- La
razón de ser de la universidad, sus estudiantes, "la esperanza
presente de nuestro país", son las víctimas de este
modelo de educación superior universitaria. Los intereses de los
actuales docentes han sometido el espíritu rebelde de los
estudiantes, arrinconándoles su conciencia e impidiendo que esta
reclame su pertinencia social. Sometimiento realizado contra el
estudiantado con todos los medios disponibles para ello. Lejos
están los postulados de la Reforma de Córdova asumidos
por los estudiantes latinoamericanos décadas atrás,
época en que los universitarios consideraban como su
misión resolver los problemas de la sociedad, acompañados
por docentes que tenían otra visión del papel que
debían ejercer como docentes universitarios. Esos docentes y
estudiantes hoy casi no existen, Los universitarios comprometidos con
la sociedad son una especie rara en acelerada carrera hacia la
extinción. Los postulados y principios de aquella
generación de estudiantes y docentes que emanaron de la Reforma
de Córdova, han desaparecido hasta de los relatos
históricos.
El reto de los estudiantes de hoy es convertirse en el paradigma de
referencia profesional, ética y moral de nuestra sociedad. Los
estudiantes del presente están llamados a asumir los retos y los
riesgos que conlleva construir una nueva sociedad. El
nuevo marco jurídico está decretado y tiene que llenarse
con los jóvenes de nuestro país, llenarse de su contenido
orgánico, de su vida y su alegría, que representan la
esperanza, los sueños y la realización de toda la
sociedad venezolana.
El reto de los estudiantes de hoy es superar los traumas y las
deficiencias de los docentes actuales. Los caminos no son
fáciles de construir en medio de un terreno minado por los
intereses del propietariado del capital global y sus organizaciones
transnacionales. Hay que atreverse a construir caminos por los que
quizás nadie más vuelva a transitar, contando con la
convicción que con el paso del tiempo, del andar y andar,
acompañados de la reflexión racional, la
investigación constante y la experimentación cotidiana,
todos aprenderemos a diseñar caminos amenos y seguros.
El camino a la inclusión es necesitado y esperado por cientos
de
miles de jóvenes al margen de uno de los senderos que, permite
alguna movilización social y soluciones para los sectores
sociales más necesitados, cegados, víctimas de los
intereses de las mafias atrincheradas en la educación superior.
Es necesario revisar la vigencia que tienen los objetivos de las
universidades públicas, decidir que queremos alcanzar, y
diseñar los que sean necesarios para llenar las expectativas de
todos, si la reflexión social así lo indica, antes de
emprender la marcha sin retorno al encuentro de los retos de la
contemporaneidad. Previo necesitamos decidir ¿por dónde
empezar?
El reto estudiantil: Pensar, Hacer
y Coincidir.- La
coincidencia en medio del trabajo y en el camino hacia la meta de los
objetivos trazados, es la misión de la
visión de una nueva posibilidad de cambio social a través
de la producción colectiva del conocimiento. Las
tecnologías actuales permiten, como nunca antes la tuvo sociedad
alguna, la posibilidad de adquirir y producir conocimientos de manera
permanente, como una cuestión rutinaria, para beneficio de todos
y con el mínimo esfuerzo. Requiere de una acumulación de
recursos iniciales, de una potencia de energía social como su
mayor insumo, y de un plan o proyecto a ejecutarse dentro de unas
coordenadas con límites extensivos y expansivos a lo largo del
tiempo, de manera sistemática y asistemática,
aprovechando al máximo las potencialidades del movimiento de la
sociedad para lograr la satisfacción de las necesidades de todos.
Partiendo de lo que somos y tenemos, necesitamos encaminarnos de
manera
racional hacia el logro de: conocer cómo hacer para
lograr tener. Paralelamente, hay que enfrentar y
neutralizar las amenazas que presentarán quienes so-pena del
alcance de nuestros objetivos, quedarán sin el control de la
inclusión y la exclusión social, nivelándose a
nosotros; pecado mortal para sus concepciones y aspiraciones sociales.
Aquí comienzan nuestros retos, superar un gran
obstáculo:
Lograr obtener independencia dentro de la más
absoluta dependencia. Hasta ahora, nuestros predecesores
libertarios intentaron abrirse paso a la fuerza y en muchos casos lo
lograron a expensas de incruentos y dolorosos sacrificios de
generaciones enteras. Ese camino libertario que produce gran dolor y
muchos sacrificios, no asegura a nadie una senda irreversible,
soportable y amena, que con agrado nos invite a transitarla a
través del tiempo sin objeciones, luego de realizada la
reflexión de los procesos culminados y los que siguen en marcha,
abiertos por los viejos libertadores. Tendremos que pensar mucho antes
de arrancar hacia el próximo objetivo; mas, pensar no puede
detener la marcha que desde hace tiempo realizamos en pos de ese logro.
Esta vez hay que pensar en movimiento, sin detenerse, con prioridad en
dirección al derrumbe de los barrotes morales establecidos
alrededor de cada uno de nosotros. El primer paso antes de entrar a
pensarlo todo es: Sacarnos las gríngolas.
Ampliar la visión a 360 grados.
Nuestro primer reto es producir ideas racionales que puedan ser
aceptadas sin objeciones por lo demás miembros de la sociedad,
principalmente por los jóvenes de nuestro país, sin
correr grandes y dolorosos riesgos; excepto errar; pero sin fatales
consecuencias. De esta manera aseguraremos una concurrencia inicial
masiva, permitiendo la toma de conciencia por medio de la
experimentación individual en la práctica social durante
la construcción del camino hacia la transformación; eso
hará que las nuevas generaciones adquieran confianza, no se
sientan manipuladas y la toma de conciencia se realice sin dilaciones,
a la luz del mundo real donde el joven es el actor principal. Los
jóvenes tienen que conducir sus propios procesos. Así,
colectivamente, asumirán las decisiones discernidas en su
tránsito por la construcción de los objetivos sociales y
tomarán retos mayores. Al cabo de un tiempo, miles de
estudiantes transitarán por un camino común y
tomarán las decisiones que se requieran. Cambiando de manera
radical lo que de manera racional sea necesario, para establecer una
sociedad gobernada por el conocimiento y la reflexión;
organizados de manera individual y colectiva barrerán lo que se
oponga a sus pasos.
La rebeldía juvenil necesita comenzar a forjar su nuevo
sendero.
La rebelión de hoy es subvertir el conocimiento, subvertir sus
intereses, subvertir su dirección, subvertir su ética y
su moral, subvertir su uso, subvertir su control, subvertir todo lo que
represe y haga imposible la circulación democrática y
acelerada del conocimiento útil. La consigna es:
Subvertir el Conocimiento con la Revolución del Pensamiento.
Allí comienza nuestro primer enfrentamiento con la academia
actual y los intereses que defiende: Por el conocimiento; por la
producción de nuevos conocimientos que subviertan los intereses
de los que actualmente usamos, inutilizando todo lo que nos somete a la
dependencia del propietariado global.
El objetivo de la revolución contemporánea no puede
proponerse enfrentar al poder actual para conquistarlo, sino para
disiparlo. Hay que dejar que carguen solos con su propiedad y su poder,
dejárselos en sus manos; pero como un lastre inútil. El
objetivo de la revolución social contemporánea tiene que
lograr anular el poder con la producción masiva
democrática y universal de nuevos conocimientos de manera
individual y colectiva. Esta es la única manera de escapar para
siempre de la dependencia de los conocimientos del propietariado
global, de su burocracia y su poder para poder vivir; y recordarlos
sólo en los relatos y cuentos de la época de terror
vivida por la sociedad humana de un futuro que comenzamos a realizar.
Produciendo conocimientos abundantes eliminaremos de raíz la
dependencia del poder. El reto para la generación de
jóvenes contemporánea es producir de manera individual y
colectiva, conocimientos que subviertan nuestra dependencia del que
usamos para anular y disipar el poder del propietariado del capital
global.
Es el tiempo de marchar juntos a construir la civilización del
conocimiento universal y una sola patria: la del Homo Sapiens, la
patria de la sociedad humana; la última patria. Su
logro significa el fin de las guerras entre naciones, el fin de la
industria bélica, el fin de los perros de la guerra, el fin de
las fronteras, el fin de la falta de desarrollo industrial de los
pueblos dependientes, el fin de los pasaportes, el fin de las
fronteras, el fin de la exclusión. Su logro traerá el
comienzo de una nueva paz para los pueblos, una nueva libertad de
reunión, una nueva libertad de expresión y una nueva
libertad de tránsito universal; gobernados esta vez, no por el
Estado, sino por las decisiones racionales individuales y colectivas de
la sociedad humana, más el conocimiento profundo de nuestras
necesidades.
Valencia, 2001
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